martes, 9 de diciembre de 2014

DIEGO DE GIRÁLDEZ- DEDOS DEL PIE

Los dedos del pie son más cortos y menos delgados que los de la mano.
Se cuentan desde uno hasta cinco, de dentro a fuera, mientras que los de la mano se cuentan también de uno a cinco, pero de fuera a dentro. En el proceso de evolución el pie parece haber sufrido rotación hacia a dentro y la mano rotación hacia a fuera.
El dedo gordo, el más ancho del pie se corresponde estrictamente con el de la mano, el púlgar. Abarca de todos modos mucho menos radio en sus movimientos, importante en el movimiento de descrición en  el dibujo, pués  reduce posibilidades de cambio estético, el radio de sus movimientos es menor. En parte porque su evolución se ha visto impedida por el uso de las botas o zapatos, pero principalmente porque en el hombre, el pie está más bién destinado a sostener la posición erguida o en marcha, que a la presión.
Este dedo es generalmente el más largo de todos desde la base a la punta, aunque como el púlgar, tiene solo dos falalanges, pero la punta del segundo dedo puede proyectarse más lejos.
Es siempre mucho más delgado que el primero.
El segundo dedo está con frecuencia encorbado y apiñado al gordo, o aún, metido debajo de él, en los que están acostubrados a llevar zapatos apretados y puntiagudos.
Los dedos son muy importantes en la obra artística realista, destrozando la obra o ayudándola, según el bien hacer del artista.
El tercero, cuarto y el quinto dedo, son más reducidos en todas sus dimensiones.
Los dedos, contando desde el primero al quinto, nacen del frente del pie a distancias que van en progresiva disminución desde el tobillo.