jueves, 27 de noviembre de 2014

DIEGO DE GIRÁLDEZ. SEGUIMOS HABLANDO DE LAS PROTUBERANCIAS DEL PIE Y NOS FIJAMOS EN LAS CABEZAS DE TODOS LOS HUESOS METATARSIANOS Y EL ARCO.


Las cabezas de todos los huesos metatarsianos,  especialmente la del primero, puede notarse formando una cresta cerca de las caras de las raíces de los dedos.
Esta cresta se dirige oblicuamente de dentro  a fuera y  ligeramente hacia atrás, cerca de los dedos puede algunas veces verse rota en cinco separadas prominencias, formada cada una por la cabeza del hueso metatarsiano con leves cavidades intermedias.
Muchos puntos importantes pueden estudiarse en la huella dejada por la planta del pie.
Puede hacerse esto sobre arena o papel de modo que la planta del pie quede impresa en uno u otro material.
La huella es más ancha en la línea de las cabezas metatarsianas y completamente estrecha en el talón , pero entre ambos es aún más estrecha y limitada en el lado externo del pie, porque la parte media del lado interno de la planta del pie, no tocoa el suelo. Es esto de mayor importanica, porque indica que el pie está arqueado de delante  atrás.
El pie al igual que la mano tiene una gran importanica en la obra del artísta- realista de anatomía humana.
El arco del pie no es en modo alguno un arco simple. Ya he desmotrado que es mucho más pronunciado en el lado interno que en el externo.
Además la disección revela el hecho de que junto con el arco longitudinal existe otro trasnversal, para ser completamente exacto, sería, pués más correcto llamar al arco del pie su cúpula.
El exámen y el conocimiento completo de estos arcos no pueden lograrse más que por medio de la disección; pero es evidente que su
integridad o pureza es de  gran valor en la estructura artística del pie, pues es muy importante en la coposición del cuerpo humano así como la mano, si los arcos flaquean el resultado es una  feísima deformación con aplastamiento, expansión hacia fuera y eversión de todo el pie.
El pilar posterior del arco está formado por el hueso calcáneo y los anteriores por todos los huesos del tarso y del metatarso, excepto el astrágalo.
El último forma la clave del otro. Éste arco anteroposterior proyecta el dorso hacia arriba constituyendo el empeine del pie, mientras que deja una concavidad correpondiente en la planta, dando al pie la forma que justifica el nombre de puente.
El pilar de en frente de la clave es mucho más largo que el que está detrás y además de esto está formado por diversos constituyentes, al paso que el pilar posterior tiene uno solo, es decir, el hueso calcaneo. Este hecho anatómico explica porque toda persona prefiere al saltar desde una altura, caer sobre la parte anterior o móvil del pie, más bien que sobre el talón, es decir, la parte única y rígida, ya que de aquel modo el choque es mucho menor para el cuerpo. Añadiré que aunque el pilar anterior está formado por muchos huesos, puede considerarse como reducido a dos mitades, la externa y la interna.
La interna, ya en la huella dejada por el pie sobre el papel o la arena de la que he hablado, se notaba que era más pronunciadamente arqueada. Hay más elasticidad en esta mitad interna del arco anteroposterior.
La forma superficial del pie debe ser estudiada con mayores detalles, ya que en la obra  artística es lo que se representa aunque nos basemos en  la arquitectura ósea la capa exterior es la que queda reflejada. Hay que tener siempre el mayor cuidado en conservar en la memoria las varias líneas topográficas óseas, que han sido ya descritas, pues de lo contrario se tropezará de continuo con dificultades. 
Puede considerarse en el pie cuatro superficies,  la superior, la inferior, la interna y la externa. Aunque la última es tan estrecha que resulta poco más que un símple borde.
Las superficies no están distintamente separadas una de la otra, excepto en este borde exterior.
la superficie superior del pie, la describiré primero, ya que en muchos  respectos, es la porción más característica. Está dispuesta algo oblicuamente de modo que va del tobillo hacia abajo, hacia adelante y hacia fuera. Ésta superficie presenta la convexidad a que a  he aludido ya con el nombre de empeine del pie, la cual conviene hacer notar de paso que es más pronunciada en las mujeres que en los hombres. Ligeras depresiones existen de bajo y encima del empeine, en continuidad una con otra en el lado externo del dorso del pie, donde no está presente el  empeine.

Hay luego rayas azules o atenuadas cresta, dignas de ser notadas y que se deben a venas subcutáneas. Un módo fácil de hacer que estas venas sean más visibles que de costumbre, es poner el pie en agua caliente frotando entre tanto  la pierna con la palma de la mano en dirección descendente.
A continuación hago otras observaciones anatómicas y patológicas de los miembros.